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El Sistema Mayoritario y su Forma de Pensar

Columna publicada en www.politicarock.cl

Los sistemas electorales se definen por una fórmula de decisión y una fórmula de representación. Así el primero establece el mecanismo de transformación de los sufragios en escaños estableciendo los ganadores y los perdedores, y el segundo, explica el objetivo político pretendido con uno u otro sistema[1].

Según la fórmula de representación, el sistema mayoritario, existente en nuestro país, pretende obtener una mayoría parlamentaria que busque generar una estabilidad política mediante el gobierno de un partido político o una coalición, fomentando y beneficiando el bipartidosmo y la generación de coaliciones. En cambio, el sistema proporcional aspira a reflejar en el parlamento las diversas fuerzas políticas al interior de una determinada sociedad, confiriendo a cada partido la representación parlamentaria equivalente a sus sufragios obtenidos.

Como se observa ambos sistemas distan bastante en sus fines, siendo el mayoritario un sistema de gobierno y estabilidad y el proporcional un sistema de representación y reconocimiento de las diversas fuerzas político-sociales.

Ahora bien, en este ejercicio de estabilidad política y gobierno de una mayoría, el sistema mayoritario cae en innegables deformaciones. En efecto, el sistema mayoritario deforma las preferencias emitidas por el elector y tiende a sobrerepresentar a las mayorías y castigar a las minorías. De este modo es posible concederle a un partido o coalición la mayoría parlamentaria sin haber obtenido la mayoría electoral. De la misma manera un sistema mayoritario dificulta el la representatividad de fuerzas políticas pequeñas, aunque representativas, al subrepresentar a las minorías.

Estas deformaciones son perfectamente perceptibles en nuestro país. Pensar en mayoritario, como suele hacerlo toda la clase política, es pensar en una pretendida estabilidad como si el sistema político chileno careciera de una solvencia e institucionalidad solida que permita contener en él a todas las expresiones políticas. Hoy quienes no desean modificar el sistema electoral no quieren hacer desaparecer aquella anomalía electoral que les concede una falsa mayoría. Un sistema como el nuestro desvaloriza la representatividad social y sus diversas y plurales formas de expresión, fomentando una falsa expresión mayoritaria que en su relato político no sostiene ni representa a la mayoría social.

Otra expresión de pensar en mayoritario en concluir que un sistema proporcional tiene al multipartidismo fomentando el fraccionalismo del poder político, conspirando contra la mayoría. Un sistema electoral no genera un ejercicio mecánico sobre la realidad socio-política de una nación, esta depende de una compleja sumatoria de elementos sociales, culturales, económicos, etc.

Concluir que nuestro sistema político es la consecuencia de una madurez social, cultural y política, es el imperativo ético que nos conmina a superar la apología de la estabilidad y avanzar, como ha sido en el mundo desde inicios del siglo XX, hacia un sistema proporcional y representativo de la diversidad política.

Por la profundización de la democracia lo invito a reconocer que Chile piensa en proporcional.



[1] Nogueira Acalá Humberto, Regímenes políticos Contemporáneos, editorial jurídica de chile, Santiago Chile, 1993, p. 97.

Mar

Te contemplo y coincido con tus amantes. Fabrica de inspiración de las más sublimes creaciones. Hoy te admiro y me embelesas.

Grandes y humeantes pedazos de cemento desgarran tus fértiles entrañas. Mar de congoja y contemplación, me rindo a tu majestuosidad. Mas no todos son resonancia de mis capilares emociones.


Hoy te miro y me hipnotizo, me sumerjo y me envenenas hasta la sobredosis de tu ingente poderío

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