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Apología de la Voluntad: fuerza, disposición y actitud

            “Potencia volitiva” es la frase que elige la Rae, dentro de sus varias acepciones, para referirse a la voluntad. Yo he preferido desarrollarla mediante tres conceptos, que a mi juicio, se contienen en la esencia de la voluntad como elemento conceptualizante, y estos a su vez, permiten moldear un modelo de esta incontenible potencia.
            
         “La voluntad es la fuerza del alma” nos decía un profesor y como imagen incandescente quedó en mi grabado ese significante.  Por sobre todo la voluntad es fuerza, es energía y motor de nuestras decisiones y acciones, y en muchas ocasiones, culpable que estas últimas se disocien. Es una fuerza que no tiene un origen, sino en sí misma. No es concebible la voluntad como “un después de” ella es origen desoxigenado, el inicio de lo que comienza.  
            


          La voluntad nos desembaraza para el inicio de nuestras empresas, es más, nos rebalsa de las energías diarias y nos permite lanzar al final del camino la somnolencia y la abulia. Sin esta dama de hierro nuestros días quizás nunca comenzarían, y de iniciarse, serían un paso en falso. Para estar al lado del camino se necesita valor, pero sin duda disposición y voluntad. La vida nos presenta situaciones y momentos que muchas veces son aciagos, pero debemos erguirnos para continuar a paso firme, en disposición para reanudar. La voluntad es la responsable que iniciemos nuevamente los nuevos días.  
            
           La disposición pendenciera es actitud, la voluntad con armadura es también actitud. Una cota que no sólo protege, sino que golpea respeto en los presentes y groseros recuerdos en los ausentes. La voluntad es sin duda actitud, pero ¿Qué tipo de actitud? ¿Cualquier actitud satisface a la voluntad? ¡No! Una actitud desafiante y transformadora; temeraria y valiente. Una actitud pusilánime ofende, decepciona y contradice a la voluntad, a tal escala, que ésta se indigna y desaparece, ahí ya no hay renovación sino conformismo.

            La voluntad es una energía inconmensurable, inmedible, irrepresentable. La fuerza del alma alcanza decibeles estratosféricos.

           Al ser humano se le inocula la voluntad al nacer, para que goce de la fuerza para vivir. El pequeño dios de Huidobro, es por sobre todo, voluntad.   

CASEN: Una medición de ayer para los pobres de hoy



Articulo publicado en www.cideconsultora.cl 


Los resultados de la medición de pobreza, entregados hace un par de  semanas, han despertado un interés en la ciudadanía, la que, podríamos decir,  se divide en escepticos y confiados. Más allá de todo es necesario profundizar sobre este sistema de medición y los datos que éste entrega

El índice que utiliza CASEN[1] para medir la pobreza se denomina índice “H”. Este entrega una cifra que resulta de dividir a la población total por las personas que están bajo la línea de la pobreza[2]. En la actualidad este índice esta bajo profundos cuestionamientos. Por una parte no permite diferenciar y cuantificar la pobreza de aquellas personas u hogares que están por debajo la línea de la pobreza (L.P), es decir, no nos dice que tan pobres son los pobres o cuanta es la diferencia entre ellos, además de no ser sensible a su variación de ingresos. Por último, también es insensible a las “transferencias”, es decir, no capta las transferencias de recursos entre personas u hogares bajo la L.P.      

Otra gran deficiencia de CASEN es la base desde la cual construye  el valor de la Línea de Pobreza. Esta tiene su origen en la Encuesta de Presupuestos Familiares (E.P.F) realizada en el año 1987. De ésta fecha en adelante solo se han realizado ajustes mediante el I.P.C. para cada año. Por tanto, CASEN soslaya una variación de 25 años en el Patrón de Consumo de los Chilenos lo que puede producir aberraciones estadísticas, tales como, que en 5 años se erradique la indigencia.

En los términos de CASEN la  pobreza total disminuyo en un 0.7%. No obstante lo anterior, lo que no nos logra decir esta medición, es que los pobres no indigentes[3] aumentaron en 0,2%, es decir, el quantum de pobreza que CASEN asegura haber disminuido  esta, también, compuesta por los indigentes[4] que salieron de su condición para pasar a ser pobres no indigentes. Es decir, disminuyo la pobreza porque algunos dejaron de ser tan pobres. Es más, los indigentes que conservaron esa calidad  agudizaron su condición    llegándose a establecer grupos de personas indigentes que se encuentran en situaciones peores que otras que comparten en esa misma posición. Además, no se ha demostrado que el segmento más cercano a dejar la pobreza efectivamente la haya abandonado, por tanto, se podría llegar a asegurar estadísticamente que la cantidad de pobres en su totalidad no disminuyó, incluso pudo haber aumentado.

El sistema de medición de la pobreza debe demostrar la real dimensión de personas y hogares que se encuentren bajo la L.P. Es decir, debemos avanzar hacia índices que midan la “profundidad” de la pobreza y  que permitirá determinar cuál es el grado de “desigualad” entre los chilenos bajo la L.P.
El consenso es que la evolución de la pobreza y los cambios en la distribución del ingreso están estrechamente relacionados. La magnitud y extensión de la pobreza de un país depende de dos factores: el nivel promedio de ingresos y el grado de desigualdad en su distribución. Para un nivel nacional determinado de ingreso per cápita, a mayor desigualdad en la distribución, mayor la incidencia de la pobreza.

No es difícil concluir que CASEN es insuficiente para determinar la multidimencionalidad de la pobreza y cuantificar que tan pobres son los pobres  en Chile, factores necesarios a la hora de aplicar las políticas públicas destinadas a terminar con este flagelo.




 Rodrigo Plaza Maldonado 
Director de Estudios Y Proyectos 
CIDE consultora
www.cideconsultora.cl
contacto@cideconsultora.cl
@CIDEconsultora




[1] Caracterización Socioeconómica Nacional
[2] Línea de Pobreza es el valor de la canasta básica de alimentos que necesita una persona u hogar para satisfacer los requerimientos básicos
[3] Aquellos hogares o familiar que cubren una canasta familiar, pero no alcanzan a cubrir dos canastas familiares
[4] Personas u Hogares que no alcanzan a cubrir una canasta familiar

Cristina y Evo: las apariencias engañan



Tras los anuncios de las expropiaciones de las acciones de REPSOL en la Petrolera YPF y de Transportadora de Electricidad (TDE), filial Boliviana de Red Eléctrica de España (REE), muchos se han preguntado, incluyéndome por cierto, las razones que han llevado a estos gobiernos a realizar estas medidas y si esto conlleva  un impulso reivindicador por el ininterrumpido sangrado de las venas Latinoamericanas.

Las caracteristicas y antecedentes que forman parte de la antezala de estas medidas son comunes en ambos estados. Argentina y Bolivia, están gobernados por visiones políticas, y para no caer en inexactitudes conceptuales, las que identificaré como pertenecientes al mundo del progresismo. Ambos mandatarios, Cristina Kirchner y Evo Morales respectivamente, han sido reelegidos como mandatario de sus naciones, Evo el 2009 y Cristina el presente año; ambas medidas tuvieron como sujeto pasivo intereses Españoles; y por último, ambos procesos (si es que el programa del gobierno Argentino resiste ese calificativo) son profundamente personalistas y centrípetos, de tal manera que los éxitos de los mismos se confunde con el destino de quien los encabeza.

Pareciese ser, a primera vista, que las razones que fundamentan están medidas son idénticas, al igual que las condiciones bajo las cuales de tomaron. Se ha dicho que ambas medidas tienen como fundamento dar un golpe político para desviar o hacer frente a las crisis internas. Cristina estaría haciendo frente a críticas, esgrimidas desde el progresismo, a su política energética y colocaría un excelente distractor frente a las alza del valor de alimentos de primera necesidad. Por su parte, Evo buscaría confrontar los conflictos sociales provenientes del mundo obrero por el “insoportable costo de la vida”, así mismo los trabajadores de la salud se han enfrentado con las fuerzas públicas en protesta por el alza de la jornada laboral.

A pesar de lo anterior, hay una diferencia fundamental. Esta descansa en el programa que fundamenta y la coalición que impulsa estas reivindicaciones nacionales (y de clase). Por una parte la Señora K proviene del mismo mundo político que privatizó la petrolera en los años 90’ y sus principales adversarios son los socialistas quienes integran el Frente Progresista Argentino, junto a otras fuerzas de centro izquierda, los que han colocado en duda su carácter de progresista y han denunciado casos de corrupción en el proceso de nacionalización. Existen antecedentes suficientes para presumir que la medida no es parte de otras orientadas en el mismo sentido.

Por otro lado, la expropiación de TDE no debe sorprender, en su fundamento origen y finalidad. El gobierno encabezado por Evo tiene un fuerte sentido de clase y origen étnico y es de conocimiento de todos que su programa contiene la recuperación de la explotación de las energías y recursos nacionales. A la fecha ha expropiado cerca de 20 empresas entre ellas refinerías que pertenecían a PETROBRAS, además, la productora de electricidad y hoy su transportadora.

Si bien pueden existir antecedentes suficientes para concluir que en un caso es una medida aislada y en otro parte de un conjunto de políticas orientadas y prediseñadas, lo cierto que ambas fueron enunciadas en momentos sociales difíciles para ambos mandatarios.  
      

El Senado y un Triunfo de Clase


“Si ponemos 20 millones cada uno hacemos una casita”. Esta fue la afirmación que realizó uno de los 9 hermanos en la tradicional reunión de trabajo de los miércoles en la parcela que está a casi un kilometro de la que era la casa de mi padre.
Aseveraciones como la anterior nos presenta un chile dividido en dos, sobre el cual ya mucho se ha escrito y dicho, pero que no debe jamás olvidarse. Por un lado la clase trabajadora y popular, que más allá de la carga emotiva de la frase, es quien soporta las afrentas inferidas por el capitalismo, y por otra, aquellos que concentran la riqueza de nuestro país y disfrutan del “Chile de las oportunidades”.
En esta nación fraccionada, la asunción de un socialista a la presidencia del Senado es profundamente simbólica. El Partido Socialista es una colectividad de raigambre popular y democrática, organizado en torno a grupos ideológicos, antípoda de los linajes y la aristocracia de los paridos de derecha y de centro de nuestro país. Salvo contadas excepciones la base del partido socialista está conformada por la clase trabajadora, popular y media.
El Senador Camilo Escalona, próximo presidente del Senado, sujeto de odios y apologías, incluso fuera del propio mundo socialista, simboliza a esa clase humilde y popular (a la cual perteneció en sus orígenes), a generaciones que jamás podrán ser constructoras de una casa de 180 millones de pesos.
Allí donde los Larraín, Ruiz Tagle, Claro Solar, Allesandri, Edwards, prosapia aristócrata, heredaron la segunda magistratura del país, franquea un socialista proveniente del mundo popular.
En un Chile donde el poder político y económico se encuentra en manos de las mismas familias y donde la reunión de los miércoles en aquella parcela, puede perfectamente ser posible los lunes en el comité político de la moneda. Allí donde la oposición, también se configura en gran parte por los "hijos y hermanos de", el Partido Socialista ejecuta la nota disonante a casi medio siglo del último socialista en la presidencia del Senado.
No se trata de Camilo Escalona, sino de un hombre que perteneció a la clase trabajadora y de una colectividad que ha luchado a lo largo de su historia por derechos y reivindicaciones de esa clase. Se trata en definitiva de un triunfo que pertenece a los que somos y seremos, por un largo tiempo, gobernados por los mismos patrones que se reúnen los miércoles en sus parcelas y los lunes en la moneda.

Las Izquierdas Latinoamericanas

Las izquierdas que gobiernan en Latinoamérica han sido clasificadas y puestas bajo el escrutinio de estándares, en ocasiones subjetivados, que han llevado a sus adherentes, sean de unas u otras, a calificarlas como más o menos radicales, como más o menos revolucionarias; y lo que es peor, negando la existencia de izquierdas en aquellos países cuyos gobiernos no alcanzan a satisfacer los naturales requisitos de toda izquierda, que moralmente, pueda ufanarse de esa denominación. Aquellos, flaco favor le hacen a las transformaciones profundas y al Latinoamericanismo.

Si bien es posible identificar diversas “intensidades” en los gobiernos progresistas, la ponderación de las izquierdas puede conducirnos peligrosamente a un reduccionismo que nos haga conflictuar la coexistencia de todas ellas. Lo Anterior conduce al divisionismo y franccionalismo. Los conservadores y sus vertientes políticas, facilitadores de los intereses coloniales del norte americano, se benefician profundamente con un (aparente) escenario de reyerta.

El imperialismo no ha dejado de existir aunque ha mutado, desde la extensión territorial decimonónica a la extensión de los intereses de un país a otro para que este los haga propios y busque su satisfacción. Así por ejemplo, la criminalización del cultivo y consumo de sustancias alucinógenas existente en casi toda nuestros países, es producto de una política impulsada por la DEA en los finales de los años 80’ y principios de los 90’.

La cooperación e integración de las izquierdas Latinoamericanas es vital para la contención de las fuerzas represoras de los avances progresistas en el cono sur del mundo. Los gobiernos de izquierda, sean estos más o menos radicales, deben mantener una cooperación mutua y un entendimiento fluido que les permita, por una parte ser dique de los intereses extranjeros, y por otra, encontrar aliados en las ofensivas diplomáticas frente a adversarios comunes. Sólo un reconocimiento de objetivos comunes puede llevarlas al fortalecimiento.

El escenario político Latinoamericano de los últimos años, con las excepciones de Perú, Colombia y ahora Chile, ha mostrado una serie de gobiernos de izquierda o progresistas, distintos en sus realidades pero consientes de un objetivo común: la transformación estructural de la institucionalidad instalada.

El avance y profundización de estas transformaciones debe realizarse, en conocimiento de las diferencias, tácticas, estratégicas y programáticas, pero sin dar lugar a enfrentamientos que sólo acabarían beneficiando a los imperios que desean ver divididas a las fuerzas progresistas Latinoamericanas.

El Sistema Mayoritario y su Forma de Pensar

Columna publicada en www.politicarock.cl

Los sistemas electorales se definen por una fórmula de decisión y una fórmula de representación. Así el primero establece el mecanismo de transformación de los sufragios en escaños estableciendo los ganadores y los perdedores, y el segundo, explica el objetivo político pretendido con uno u otro sistema[1].

Según la fórmula de representación, el sistema mayoritario, existente en nuestro país, pretende obtener una mayoría parlamentaria que busque generar una estabilidad política mediante el gobierno de un partido político o una coalición, fomentando y beneficiando el bipartidosmo y la generación de coaliciones. En cambio, el sistema proporcional aspira a reflejar en el parlamento las diversas fuerzas políticas al interior de una determinada sociedad, confiriendo a cada partido la representación parlamentaria equivalente a sus sufragios obtenidos.

Como se observa ambos sistemas distan bastante en sus fines, siendo el mayoritario un sistema de gobierno y estabilidad y el proporcional un sistema de representación y reconocimiento de las diversas fuerzas político-sociales.

Ahora bien, en este ejercicio de estabilidad política y gobierno de una mayoría, el sistema mayoritario cae en innegables deformaciones. En efecto, el sistema mayoritario deforma las preferencias emitidas por el elector y tiende a sobrerepresentar a las mayorías y castigar a las minorías. De este modo es posible concederle a un partido o coalición la mayoría parlamentaria sin haber obtenido la mayoría electoral. De la misma manera un sistema mayoritario dificulta el la representatividad de fuerzas políticas pequeñas, aunque representativas, al subrepresentar a las minorías.

Estas deformaciones son perfectamente perceptibles en nuestro país. Pensar en mayoritario, como suele hacerlo toda la clase política, es pensar en una pretendida estabilidad como si el sistema político chileno careciera de una solvencia e institucionalidad solida que permita contener en él a todas las expresiones políticas. Hoy quienes no desean modificar el sistema electoral no quieren hacer desaparecer aquella anomalía electoral que les concede una falsa mayoría. Un sistema como el nuestro desvaloriza la representatividad social y sus diversas y plurales formas de expresión, fomentando una falsa expresión mayoritaria que en su relato político no sostiene ni representa a la mayoría social.

Otra expresión de pensar en mayoritario en concluir que un sistema proporcional tiene al multipartidismo fomentando el fraccionalismo del poder político, conspirando contra la mayoría. Un sistema electoral no genera un ejercicio mecánico sobre la realidad socio-política de una nación, esta depende de una compleja sumatoria de elementos sociales, culturales, económicos, etc.

Concluir que nuestro sistema político es la consecuencia de una madurez social, cultural y política, es el imperativo ético que nos conmina a superar la apología de la estabilidad y avanzar, como ha sido en el mundo desde inicios del siglo XX, hacia un sistema proporcional y representativo de la diversidad política.

Por la profundización de la democracia lo invito a reconocer que Chile piensa en proporcional.



[1] Nogueira Acalá Humberto, Regímenes políticos Contemporáneos, editorial jurídica de chile, Santiago Chile, 1993, p. 97.

Mar

Te contemplo y coincido con tus amantes. Fabrica de inspiración de las más sublimes creaciones. Hoy te admiro y me embelesas.

Grandes y humeantes pedazos de cemento desgarran tus fértiles entrañas. Mar de congoja y contemplación, me rindo a tu majestuosidad. Mas no todos son resonancia de mis capilares emociones.


Hoy te miro y me hipnotizo, me sumerjo y me envenenas hasta la sobredosis de tu ingente poderío

Ley del Tabaco y el Carácter Público

Publicada en www.politicarock.cl

Las organizaciones que velan por el cuidado de la salud humana mediante las restricciones del consumo del tabaco y la promoción de las infaustas consecuencias que el humo del mismo tiene en la población pasiva, han trasladado su estrategias argumentativas desde la “disminución de los índices de tabaquismo”- es decir un argumento de carácter privado- a la “promoción de ambientes 100% libres de tabaco”- es decir un argumento de carácter público.

El desarrollo de campañas comunicacionales y el contenido de sus iniciativas políticas y sanitarias, se han centrado en hacer notar a la opinión pública que el tabaco, su consumo y comercialización, es un asunto de salud pública, y por tanto, es el Estado el que debe velar por el cuidado de los consumidores del “segundo humo”. La verbosidad argumentativa no es insumada, en esta nueva etapa, por el cáncer a la laringe o a los pulmones, sino por el daño que provocan los fumadores a aquellos que no cultivan éste vicio[1]. Por tanto, el Estado mediante sus instituciones, debe asegurar ambientes libres de humo donde no existan peligros para la salud (pública) de las personas.

Argumentaciones como las acá presentadas intentan soslayar, entre otras cosas, el contra argumento de la libertad individual y la autodeterminación[2]. Derechos que se han instalado (o empezado a instalar) como infranqueables para el grupo social.

Ahora bien, ¿no es el abortar una elección individual y autodeterminada? ¿El consumo de drogas no es propio de una elección individual? ¿Es el aborto, el consumo de drogas y la eugenesia un asunto de salud pública que deben ser prohibidos por el estado?

Todas estas acciones están dentro del campo de la libertad individual y la autodeterminación, por tanto, su prohibición, por parte del Estado, sólo debe ser entendida cuando estas acciones atenten contra un interés público. Hasta la fecha los argumentos vertidos son sólo de carácter naturalista, religioso, metafísico, valórico y clerical, carentes de contenido público, que por cierto, no son pertinentes a un Estado laico. Estos tienen un fuerte contenido moral y una aparente jerarquía de interés público lograda por la influencia conservadora y valórica de ancianas instituciones y sus lacayos.

Los logros políticos y comunicacionales obtenido por las organizaciones de salud durante estos días, nos hacen pensar que la defensa del interés público, mediante las instituciones del Estado, se puede lograr en base a una discusión amplia y pluralista donde el interés común (público) prime por sobre los intereses valórico-religiosos.

Un Estado laico y pluralista debe vestirse con los trajes de la sociedad y su democracia, que son los manufactureros de lo público. Y botar los ropajes decimonónicos de la sociedad confesional y moral.

La misma fuerza que nos motiva a defender una sociedad que defina, por si misma lo público, nos debe llevar a caminar unos metros para encender un cigarrillo.



[1] Los estudios más destacados de “Fundación Educación popular en Salud” contenidos en su página web, dicen relación a los ambientes libres de humo.

[2] Al respecto considérese la siguiente frase contenida en el acta fundacional de Liga Nacional por el Control del Tabaco: “Respetamos la libertad individual de aquellas personas que han decidido correr el riesgo de fumar. Pero para nosotros es indispensable que se respete el derecho de los demás a protegerse del humo del tabaco”.

Ampliación y Extensión del Movimiento Estudiantil

Sin duda será un año marcado por las elecciones municipales lo que producirá que la política y su agenda de un giro hacia la forma tradicional y republicana de su ejercicio. Por estas y otras razones, como el desgaste del año recién pasado, hacen presumir que este será un año que tenderá a la desmovilización estudiantil y que la gran empresa del movimiento consistirá en trasladar la agenda educacional y sus demandas a un año, que como fue dicho, tendrá un menor sustrato movilizador.

En este análisis compartido se indexan dos términos que han sido reiterados por los dirigentes estudiantiles, estos son: ampliación y extensión del movimiento estudiantil. En estos párrafos pretendo contribuir al desarrollo político de estos términos, que en una primera lectura, parecen símiles.

La amplitud significa “aumentar el tamaño original”, lo que conjugado con la frase “ampliar el movimiento a otros sectores”, muy utilizada por los dirigentes, hace concluir que el contenido político de la palabra es convertir a otros agentes sociales en sujetos del movimiento. La amplitud pretende contener en las demandas estudiantiles no sólo a estudiantes, sino también, a otros partícipes de la sociedad chilena, así por ejemplo, pueblos originarios, trabajadores, etc. Lo anterior apunta a abandonar el carácter gremial de las demandas (y del movimiento).

Por su parte el término extensión, menos desarrollado aún en su significado político, significa “ampliar la superficie” lo que conjugado con la frase “extender el movimiento estudiantil a otras universidades” es incluir a otros agentes del movimiento, que no se han incorporado con plenitud a éste, a las demandas y acciones del mismo, aumentando así, sus actores naturales. La extensión pretende incorporar a estudiantes que originalmente no están organizados en la CONFECH como lo son los estudiantes de las universidades privadas y estudiantes de la educación superior que no son universitarios.

Ambos términos son parte de una lectura política que pretende salir al paso de un año 2012 que se presenta más complicado y menos propicio para ser resorte del “relato” estudiantil y responder al gran desafió del presente año: superar el carácter gremial de las demandas.

Con un movimiento estudiantil más amplio y extenso este podrá mantenerse en la agenda política y hacer frente a la estrategia persecutoria del Gobierno. El otro 50% necesario para que sea el año de las victorias, dependerá de la inteligencia, experticia y habilidad de sus nuevos dirigentes

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