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El aborto: datos y reflexión

El pasado 28 de septiembre toda Latino América y el Caribe conmemoro el día por la despenalización del aborto. Esta parte del mundo (gran parte de esta parte del mundo) unificó voluntades de toda índole: políticas, jurídicas, científicas, valóricas etc., en torno a infundir, a nuestra perfectible sociedad, la necesidad de legislar por la despenalización del aborto.

El aborto, como la muerte del feto al interior del vientre materno, es un tema que deja a nuestro país en los últimos niveles del enfrenamiento argumental, no permitiendo siquiera avanzar en la discusión de algunas de las variantes que a este respecto existen, no abriendo la sociedad a la discusión sobre este importante tema. La defensa de la vida, en los términos de los grupos pro-vida, grupos contra-abortistas, ciertos sectores políticos y la poderosísima influencia de la iglesia católica, han bloqueado toda intención de reyerta argumentativa a favor del aborto, sea este terapéutico o de otra índole.

Un ejemplo claro del poder de los sectores políticos conservadores ligados a la iglesia, es la amenaza a la Senadora Matthei (UDI) de ser desafectada de la UDI por presentar un proyecto de aborto terapéutico[1].

Nuestro país es uno de los 5 países, incluyendo al vaticano, que prohíbe el aborto. La mortalidad por aborto equivale a la mitad de la mortalidad materna total, y quizás el dato más debelador, en nuestro país se aborta el equivalente a la mitad de los niños que nacen[2].

No es aventurado aseverar que en nuestro país el debate sobre la despenalización del aborto esta sumamente atrasado o casi inexistente. Los sectores políticos más progresistas han intentado avanzar hacia el aborto terapéutico, entendiendo este por aquel que se realiza para salvaguardar la vida de la madre, tratando de legislar a favor de este excluyéndolo como delito, pero como fue dicho anteriormente la iglesia católica y ciertos sectores políticos rechazan categóricamente toda clase de aborto. Aquella (la iglesia) no permite el aborto terapéutico argumentando que no esta permitido por que es “recurrir a un fin malo para obtener un fin bueno”. Podrán imaginar cual es la posición ante el aborto en cualquier caso.

A mi parecer la necesidad de discutir sobre esta materia es innegable y el reconocimiento de los Derechos de la mujer sobre su cuerpo inminente. Un gran paso se ha dado mediante el reconocimiento que hace la Senadora Matthei (UDI) “…Las mujeres tienen cerebro y corazón para poder elegir bien…”

Es la oportunidad para enfrentar de cara a la ciudadanía un tema tan necesario como éste. Iniciemos el amplio debate que tanto hemos esperado y movilicémonos, sin duda, por la despenalización del aborto.



[1] http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=454464

[2] Escuela de Enfermería. Universidad Andres Bello.

4 postee:

Pablo Rebolledo dijo...

También hay que recalcar que en Chile el aborto terapéutico era legal hasta 1989, cuando en los últimos días del Asesino se cambió eso

Anónimo dijo...

y los hombres, porque estan a favor del aborto? beneficio personal circunstancial o solidaridad de genero en el derecho a decidir?

Anónimo dijo...

Estoy muy de acuerdo con la discusion que merece el aborto,y claramente estoy a favor de la despenalizacion de este cuando sea terapeutico,y es a partir de esto que se tiene que regular de una forma integra,realista y justa este tema. Es increible que aun exista una figura penal en que se atenue la responsabilidad de la madre por ocultar su deshonra ( 344 inc 2 del codigo penal) y no se regule el aborto terapeutico, realmente una contradiccion nefasta.

Alberto Cecereu dijo...

Actualmente vivimos el éxito de la banalización de la vida. Vemos con aparente satisfacción cómo la vida sólo parece ser un tránsito al placer, un tránsito al materialismo, dejando de lado todo desarrollo espiritual, toda conciencia mental con el otro, como autómatas, como sujetos sin moral ni ética.

El aborto, es la interrupción voluntaria de un embarazo, por ende, implica, asesinar a una forma de vida que se está formando como ser humano, y que ya en muchos casos, dependiendo del desarrollo de este, ya escucha, entiende y reconoce las voz de los padres, recibe emociones, configurando su cerebro de lo que será posteriormente ese ser.

Me pregunto ¿Donde está el alma? ¿Donde está el espíritu, esa porción divina; en el comienzo de la concepción, o en el momento del alumbramiento? Por que creo sinceramente que el ser humano tiene alma, ese soplo de los dioses que decían los griegos, la quinta esencia de los alquimistas, la luz de Jesús, porciones del purusha de los hindúes, la consciencia dormida de Buda, la energía cuántica de los físicos. Por que es esa alma, que nos transforma en humanos, en seres maravillosos.

Me dirán que esta discusión se la dejamos a los físicos cuánticos, a los filósofos y los teólogos. Es que claro, muy bien, es de esa forma, cómo ese relativismo contemporáneo ha destruido los cimientos morales de nuestra sociedad.

Ese relativismo moral, esa indeferencia espiritual del hombre, tan fundando por Nietzsche, ensalzado por los hitlerianos y los stalinistas, es proclamar la bestialidad del hombre y la mujer, decir, que ese ser al ser indefenso, puede morir, no hace otra cosa que emerger la arrogancia de los asesinos.

Los que nos llamamos humanistas, debemos transponer en la sociedad el lenguaje de las víctimas inocentes. ¿Quién merece nuestras lamentaciones, nuestras protestas y ruegos? ¿Las madres - dotadas de razón y corazón - que se sacrifican por sus hijos, o los hijos sacrificados en el ejercicio de alabanza del hedonismo contemporáneo?

Ante el debate del aborto, sea cual sea este, he escuchado argumentos de una y otra vereda, muy débiles, irracionales en algunos casos, lo que una vez más me hace pensar que esa comodidad discursiva está dañando gravemente a la sociedad chilena. Hay algunos que todo el tema del "derecho a abortar" los suponen como único responsable de los males de la sociedad, como una gran fuerza mimética de la violencia social, tal chivo expiatorio, en donde los problemas presentes y futuros recaen en si se puede o no transformar a la mujer en un ser violento contra otro ser inocente, cometiendo un crimen contra la esencia de nuestra especie humana.

Defiendo la vida, porque ese es el único recurso que siempre nos queda, nuestro gran tesoro, nuestra gran tribulación magnífica. Y esa vida, no sólo defiende desde la concepción, sino que a través de todo el proceso, de todo el viaje, de principio a fin, sin hipocresías.

Eso implica una preocupación por las víctimas. Me exclamarán que la mujer es también víctima. Sin duda, en muchas circunstancias es así. Sin embargo, el ser humano en formación, el pequeño ser dentro del vientre, nada tiene culpa, nada es responsable, es completamente inocente. Por consiguiente, defiendo a esa víctima, a la víctima originaria de nuestros males de la sociedad, para de esa forma redimir las incongruencias de nuestro mundo. Es esta concepción antropológica que proclamo y exigo, porque tengo un derecho, que también es vital, el de expresión.

Puedo seguir y seguir, argumentando y exponiendo mi pensamiento. Pero termino con lo siguiente: Cuando veamos que nuestra sociedad, nuestro discurso, defiende las posiciones egotistas para la saciedad placentera de sus sueños materiales, hemos dejado de ser humanistas, para ser defensores de la anarquía de lo transitorio.

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