Tras los anuncios de las
expropiaciones de las acciones de REPSOL en la Petrolera YPF y de
Transportadora de Electricidad (TDE), filial Boliviana de Red Eléctrica de
España (REE), muchos se han preguntado, incluyéndome por cierto, las razones
que han llevado a estos gobiernos a realizar estas medidas y si esto
conlleva un impulso reivindicador por el
ininterrumpido sangrado de las venas Latinoamericanas.
Las caracteristicas y
antecedentes que forman parte de la antezala de estas medidas son comunes en
ambos estados. Argentina y Bolivia, están gobernados por visiones políticas, y
para no caer en inexactitudes conceptuales, las que identificaré como
pertenecientes al mundo del progresismo. Ambos mandatarios, Cristina Kirchner y
Evo Morales respectivamente, han sido reelegidos como mandatario de sus naciones,
Evo el 2009 y Cristina el presente año; ambas medidas tuvieron como sujeto
pasivo intereses Españoles; y por último, ambos procesos (si es que el programa
del gobierno Argentino resiste ese calificativo) son profundamente
personalistas y centrípetos, de tal manera que los éxitos de los mismos se
confunde con el destino de quien los encabeza.
Pareciese ser, a primera vista,
que las razones que fundamentan están medidas son idénticas, al igual que las
condiciones bajo las cuales de tomaron. Se ha dicho que ambas medidas tienen
como fundamento dar un golpe político para desviar o hacer frente a las crisis
internas. Cristina estaría haciendo frente a críticas, esgrimidas desde el
progresismo, a su política energética y colocaría un excelente distractor
frente a las alza del valor de alimentos de primera necesidad. Por su parte,
Evo buscaría confrontar los conflictos sociales provenientes del mundo obrero
por el “insoportable costo de la vida”, así mismo los trabajadores de la salud
se han enfrentado con las fuerzas públicas en protesta por el alza de la
jornada laboral.
A pesar de lo anterior, hay una
diferencia fundamental. Esta descansa en el programa que fundamenta y la
coalición que impulsa estas reivindicaciones nacionales (y de clase). Por una
parte la Señora K proviene del mismo mundo político que privatizó la petrolera
en los años 90’ y sus principales adversarios son los socialistas quienes
integran el Frente Progresista Argentino, junto a otras fuerzas de centro izquierda,
los que han colocado en duda su carácter de progresista y han denunciado casos
de corrupción en el proceso de nacionalización. Existen antecedentes
suficientes para presumir que la medida no es parte de otras orientadas en el
mismo sentido.
Por otro lado, la expropiación de
TDE no debe sorprender, en su fundamento origen y finalidad. El gobierno
encabezado por Evo tiene un fuerte sentido de clase y origen étnico y es de
conocimiento de todos que su programa contiene la recuperación de la
explotación de las energías y recursos nacionales. A la fecha ha expropiado
cerca de 20 empresas entre ellas refinerías que pertenecían a PETROBRAS, además,
la productora de electricidad y hoy su transportadora.
Si bien pueden existir antecedentes
suficientes para concluir que en un caso es una medida aislada y en otro parte
de un conjunto de políticas orientadas y prediseñadas, lo cierto que ambas
fueron enunciadas en momentos sociales difíciles para ambos mandatarios.